24 abr 2016

El Inicio del fin del mundo

Amigas y amigos viajeros, no hemos podido actualizar ni subir fotos pues estamos sin computador. 

Pero les queremos contar que estuvimos unos días en Punta Arenas preparando todo para continuar hacia Ushuaia, gracias a nuestras familias y amigos que nos han ayudado a reponer lo más indispensable y continuar esta Expedición en moto por América Latina.

Muchas gracias también al Doc de Moto Amigos Punta Arenas quien nos puso en contacto con gente en Natales y Punta Arenas.
Hugo Ripper que nos fue a buscar al km 50 para llevarnos donde Bernardo quien nos alojó en Punta Arenas.
Así que continuamos al Sur... más al Sur.

El faro de Porvenir en Tierra del Fuego

Un abrazo a todos y pronto continuamos los relatos donde los dejamos.

Buenas rutas y buenos vientos para todas y todos!

15 abr 2016

No todo sale como se planea

Nos adelantamos un poco en el tiempo pues haremos una pausa unos días sin subir nada ni actualizar.

Ayer llegamos muy contentos a Puerto Natales pues aunque anunciaron lluvia, no llovió.

Sin embargo a las pocas horas en un descuido nos robaron las dos mochilas que teníamos amarradas en las motos.
A parte de perder las mochilas, perdimos la carpa, computador, disco duro y casi toda la ropa salvo lo que tenemos puesto y lo que está en las maletas.

Ahora a pensar bien cómo y para donde seguir. La denuncia en Carabineros está hecha aunque sabemos lo poco probable que es que algo aparezca.

Mucho cuidado amigos y amigas con sus cosas, sobre todo lo que te pueden cortar o desamarrar.

Buenos vientos y el viaje continua...

13 abr 2016

La Isla de los Muertos, una historia viva

Hay ciertos lugares de los que vale la pena contar su historia, uno de ellos es Caleta Tortel.

Llegamos con una lluvia intensa, ya bien entrada la tarde, el camino que nos trajo desde Cochrane, es sin duda el tramo en peor estado que hemos recorrido en la mágica y agreste Carretera Austral. Muchísima calamina y ripio suelto en exceso, sumado a los vehículos que van hacia Cochrane, hacen muy difícil la conducción. Luego de estar varias veces a punto de caer, yo caí una vez cuando me encontré con una gran van de frente (afortunadamente a muy baja velocidad y sin daños ni para mí ni para mi naranjita) y quedar otras atrapados en el ripio, y luego de que Ariel quedara empantanado en el ripio y tuviésemos que sacar la moto empujando entre los dos, optamos seguir con la idea de detenernos cuando nos encontrábamos con un vehículo de frente permitiéndole (obligándolo) que nos esquive, pero sin corrernos a una orilla.

Tortel es especial, su arquitectura es muy distinta, las casas cuelgan de las laderas, y se comunican entre ellas por un intrincado laberinto de pasarelas y escaleras de Ciprés, Ciprés de las Guaitecas. Para quien no conoce es fácil perderse.

Todas las casas son de madera, muchas revestidas de tejuela, y todas se construyen sobre palafitos, ya que el terreno en que se enclava el pueblo es puro mallín (tierras bajas inundables).

Las plazas son todas techadas, pues la zona es altamente lluviosa, y al parecer así es, pues el informe del tiempo nos anuncia lluvias por más de una semana de corrido.

El paisaje es increíble, las pasarelas mojadas y las nubes atrapadas en las quebradas, nos hacen detenernos y observar por largo rato.


Llegando a Caleta Tortel




Pasarelas en Caleta Tortel

Desde la Carretera Austral hay que desviarse poco más de 20 kilómetros para llegar a Caleta Tortel, sorprende descubrir que esta ruta existe solo desde 2003, antes de eso el único acceso era remontando el río más caudaloso de Chile, el Baker. Se hacía en bote durante 6 horas desde el río Vagabundo, o bien en avioneta (un transporte subvencionado por el Estado en ese entonces). La ruta llega hasta un amplio estacionamiento de adoquines, como dijo Ariel antes, allí hay que abandonar los vehículos y continuar a pie.

Nos pareció gracioso que el día cuando llegamos, una chica con su pololo estaban buscando alojamiento, estaban recorriendo las pasarelas igual que nosotros y ella nos pregunta si había que caminar o podían llegar con el auto a un hotel o cabaña. Ariel le dijo que acá se caminaba, ella se rió distraída y no dijo nada más. Ya nos imaginábamos a la chica tratando de meterse con el auto a las pasarelas!!

Aunque ahora hay un poco más de "conectividad", la vida sigue siendo difícil acá. La electricidad escasea, debido al cambio climático, la extensión del verano y la escasez de lluvia, ha bajado el nivel de agua de la laguna que abastece de electricidad y agua potable al pueblo. Con este panorama la alternativa es un generador petrolero que sólo entrega energía durante algunas horas al día.

Además de eso, falta combustible, falta gas, todo llega de Cochrane, y son tres horas de camino... De camino muy malo.

Como si fuera poco, dada la configuración del pueblo, comprar cualquier cosa de grandes dimensiones se vuelve un problema, aún no logro imaginar cómo bajan un refrigerador por las interminables escaleras y pasarelas.

Afortunadamente pronto encontramos hospedaje, económico y cómodo, y lo principal, podremos cocinar o pronto moriremos de hambre. Sabíamos de un camping gratuito que está en la playa, pero eso significaba cruzar toda la red de pasarelas y escaleras con toda la carga bajo la lluvia.

Comenzamos a bajar las cosas al hostal, aunque no estamos lejos del estacionamiento, los muchos escalones se sienten y a la tercera vuelta empiezan a doler los cuadriceps, hay que tener buen estado físico para vivir acá. 

Cocinamos, conversamos, planeamos el día siguiente y nos fuimos a dormir. En el hostal conocimos a un español, Artur, que nos contó anécdotas muy divertidas del hotel en qué trabaja, ahora esperamos expectantes el cómic que escribe con sus amigos sobre la vida en el hotel.

Originalmente el plan era pasar sólo la tarde en Caleta Tortel y continuar de inmediato a Villa O'higgins, pero como de costumbre nos levantamos tarde, y por ende llegamos tarde a Tortel, sumado al inconveniente que relató Ariel en la entrada anterior, no alcanzábamos la barcaza que nos cruzaría de Puerto Yungay hasta Río Bravo. Ariel recordaba que era difícil encontrar alojamiento en Tortel, pero no fue así.

Así que con el problema de la manilla ya resuelto decidimos disfrutar tranquilamente de Caleta Tortel continuar al día siguiente hacia Villa O'higgins, así que esta vez sí nos levantamos temprano (el check out era a las 10), subimos las cosas de vuelta a las motos, esta vez nos las ingeniamos para llevar todo de un viaje, y las dejamos cargadas listas para partir. 

Una vez hecho esto nos fuimos a recorrer, con la lluvia las pasarelas se ponen bien resbalosas, y cada tanto patinamos, de pronto bajando una escalera, pum! Me pego un resbalón y de poto termine bajando los tres escalones que me faltaban. 









Recorriendo Las Pasarelas

En este recorrido nos encontramos con Artur, y nos contó que se iba a visitar la Isla de los Muertos. Sabíamos que existía este tour, pero sabíamos también que era caro, por lo que habíamos decidido no hacerlo. Bueno, Artur nos comentó que el barco tenía una tarifa alta pero que se pagaba entre todos los pasajeros, así que entre más mejor! Lo pensamos un ratito y decidimos de inmediato aprovechar la oportunidad, fuimos a inscribirnos, y luego otra vez a las motos a bajar por enésima vez las muuuuchos escalones cargados como burros de vuelta al hostal.

A las 3 de la tarde zarpamos rumbo a la isla que se encuentra en el delta del río Baker.

Apenas comenzamos a navegar Ariel fue a dejar su mochila a la parte techada del bote, mientras él iba, tomé una foto del paisaje, sólo una!, y miré para ver si venía de vuelta, pero no!, allí lo vi sacando la tetera, que por cierto no era de él, poniendo la cocinilla, que tampoco lo era, y preparando un mate con la hierba del guía. Quede perpleja, si apenas había entrado! Y ya se creía dueño de casa. Allí se quedo, mateando y conversando con el guía durante toda la navegación. Una pareja que iba con nosotros también miraban atónitos la escena, y uno de ellos me preguntó intrigado ¿se está haciendo un té? 





Poco después llegamos a la isla, allí comenzamos un trekking corto, por caminos de puro barro, hasta llegar al cementerio donde se alzan 35 cruces. Alguna vez hubieron más, pero el río se las llevó.

La historia está rodeada de un manto de misterio e incertidumbre. Lo poco que se sabe es que son 57 o 59 personas las que yacen enterradas bajo cruces que manos piadosas pusieron sobre sus tumbas, de ellas, sólo una conserva el nombre, el resto se ha perdido con el paso del tiempo. 

Se sabe también que aquellas personas eran parte de la dotación de obreros, 200 hacheros chilotes, que la primera empresa maderera que intentó asentarse en la zona, llevó para trabajar en la temporada de verano y otoño, en el año 1906.

Estas personas debían volver a sus hogares cuando comenzase el invierno, y era responsabilidad de la empresa enviar el vapor que debía recogerlos. Sin embargo, éste nunca llegó, y los obreros quedaron abandonados a su suerte por dos meses. Un día los capataces huyeron en bote y fueron recogidos por un vapor en el canal Mesier, principal ruta entre Punta Arenas y Puerto Montt. 

Poco después los obreros empezaron a morir misteriosamente, se habló de canibalismo, de una peste, de marea roja, de envenenamiento accidental. La versión oficial dice escorbuto, firmada por un médico que jamás se movió de su escritorio en Santiago. La muerte por hambruna es poco creíble, los chilotes son hombres duros, acostumbrados al clima difícil, saben cazar y pescar, y hay bastantes frutos comestibles en el bosque.

La más popular dice que los capataces antes de huir envenenaron intencionalmente a los obreros, para así no pagar sus sueldos (pocos meses después la empresa se declaró en quiebra). Lo cierto es que aunque no los hubiesen envenenado si hubo intención de dejarlos morir al abandonarlos en este clima inclemente, sin alimento alguno. Porque así la empresa se ahorraba el vapor, y además cobraba un seguro, por los obreros muertos, dinero que quedó para la compañía, los familiares nada recibieron, ni el seguro, ni el sueldo, ni siquiera información acerca del paradero de sus esposos, padres o hijos.

Es fácil creer que la empresa decidió deshacerse de ellos, la familia dueña de la misma, los Subercasoux Brown, son conocidos genocidas que exterminaron a los Selknam a punta de rifle.

Todo este suceso jamás se investigó, cuando ya había transcurrido tiempo y los familiares comenzaron a preguntar, el Estado se lavó las manos diciendo que era responsabilidad de la empresa traer de regreso a sus obreros, finalmente un barco zarpó de Dalcahue, no se sabe quién lo mandó a recoger a los sobrevivientes, en el camino murieron 17 o 19 más.

Y aún no se sabe más.

El 15 de febrero de este año, llegó a Tortel un antropólogo interesado en el caso, que lleva un tiempo investigando, y gracias a quien se conoce esa parte de la historia relatada, toda respaldada con su respectiva documentación. Antes sólo rumores, teorías, pero pocos hechos. 

Pocos años atrás, la isla fue declarada Monumento Histórico Nacional, lo que imposibilitaba una exhumación, sin embargo este antropólogo dio con el nieto de uno de los fallecidos, lo que permitiría llevar a cabo este proceso y de esta forma intentar averiguar la real causa de muerte de tantos hombres.






En la Isla de los Muertos

Dejamos atrás esta parte de la historia, esperando saber más pronto. Nos subimos al bote y continuamos nuestro recorrido, hacia el mirador de la cascada Pisagua, en el arroyo que remontamos el agua cambia bruscamente de color, la del Baker es celeste turbio, aquí es transparente, y la fusión de ambas es impresionante, parecen ser como el agua y el aceite, no se mezclan realmente, sino que la turbiedad del Baker asciende como una nebulosa por el cauce del arroyo.

La cascada, aún desde la distancia, es impresionante, ahora nos encontramos en el extremo sur del Parque Nacional Laguna San Rafael, y al final de Campos de Hielo Norte. 


Cascada Pisagua

Volvemos al Baker y nos dirigimos hacia el aeródromo, allí nos bajamos para continuar hacia Tortel caminando por una larguísima pasarela, que asciende una colina y nos entrega una vista panorámica del pueblo.





Durante el día ha continuado lloviendo, pero a ratos asoma el sol, y eso se agradece. 

Mientras regresamos al pueblo casi caigo otra vez, si no es por Ariel que va junto a mí habría vuelto a bajar la escalera con estilo.

Luego de ese día intenso, volvemos al hostal, es hora de descansar pues el viaje continúa.





Agradecimientos a: Relieve.cl y Jaime Salas, Trail on fire, Motocenter, Rodrigo Contreras, Pablo Zúñiga e Indotrail, Nómade Austral, Cristian Maragaño y Motocamp Chile, Nina y Víctor, toda mi familia en Coyhaique, Ricardo y cafetería La Nutria, 99% Aventura, Fili y El Mosco.

10 abr 2016

Chapuzón en el Lago Cochrane

El tramo entre Río Tranquilo y Cochrane lo disfrutamos muchísimo, quizás en parte porque ya nos movemos mejor en ripio y probablemente es el tramo que está en mejor estado. Hay menos ripio suelto y casi nada de calamina, está tan compacto que nos permite circular a 95 km/h, quizás pudimos meterle más, pero ya tenemos la experiencia de que el ripio suelto aparece de la nada. Debido a ésto llegamos a Cochrane mucho más rápido de lo que habíamos calculado. 

Otras vistas del Lago General Carrera, saliendo de Tranquilo



Una vez más la ruta es simplemente hermosa, además de tener un día sin viento y casi despejado, queríamos parar en cada curva a sacar fotos. Si no hubiera sido porque paramos a cada rato, habríamos llegado incluso antes. 
Hicimos una parada rápida en Bertrand sólo para conocer y admirar el Río Baker, el más caudaloso de Chile y lugar donde alguna vez se intentó detener parte de su paso para instalar represas.


Eso es en Bertrand, cómo extraño el parabrisas de mi moto... ya les contaré cómo, cuándo y dónde lo perdí!

El hermoso río Baker

Cochrane es pequeño, aunque más grande que Río Tranquilo. El letrero en la entrada afirma ser la "última frontera". 


"La última frontera"

Dimos una vuelta en el pueblo preguntando los precios de alojamientos, como ya estamos fuera de temporada las hostales y camping están casi vacíos, excepto por un camping que está muy cerca de la plaza, ahí había varias carpas. Pasamos a preguntar y el valor era el mismo que en el otro camping un poco más alejado, $4.000 por persona, con cocina equipada, WiFi y agua caliente, justo lo que necesitábamos. Armamos nuestra carpa y preparamos nuestras cosas para al día siguiente ir a la Reserva Tamango y probar suerte en avistar un huemul. También juega Chile con Argentina (para que vean lo atrasados que estamos escribiendo ésto...) 

Esa noche nos tomamos un vinito tinto y conocimos a un viajero muy buena honda, que a la fecha sigue pegado en Cerro Castillo. Toda la buena vibra Hans!!! A seguir disfrutando que el viaje continua. Esa noche nos fuimos a dormir relativamente temprano para tratar de madrugar... 

Imagino que ya saben el resultado de ésto!!! 
A las 13:00 hrs llegamos en una moto (la otra quedó en el camping descansando) para hacer el trekking hasta Playa Paleta en la reserva que está como a 3 kms del pueblo. Conversamos con el guardaparques que tiene una Honda Tornado y nos cuenta como es el tema de los senderos y caminatas. Lamentablemente ya no hay sitios habilitados para acampar, es decir, si uno quiere puede acampar igual, pero no hay lugares administrados ni instalaciones acorde. Una lástima porque al interior de la Reserva hay un refugio muy bueno, y antiguamente había sectores para acampar. 

Nos entretuvimos mucho conversando con él y se nos pasó la hora, así que decidimos volver mañana más temprano y hoy recorrer el pueblo y bordear el Lago Cochrane en moto que está a 16 kms, sacar algunas fotos, actualizar el Blog y subir algunas fotos a Facebook pues la conexión en el camping está muy buena. 
El camino que bordea el lago es bien agreste y poco transitado, no estoy acostumbrado a circular por estos caminos con pasajero, pero Susan ni se mueve, así que es muy cómodo llevarla. Nos cruzamos con un par de gauchos en el camino y llegamos hasta el Lago, que es realmente maravilloso, tremendas vistas panorámicas.

Recorriendo algo del pueblo


Lago Cochrane

Cochrane al anochecer

Luego nos fuimos al pueblo a comprar algo de comer y ver el partido de Chile con puros chilenos en el camping. La señora nos prestó una tele para que no tuviéramos que ir a algún local. Acá nos juntamos todos... y todos lloramos la derrota con nuestro rival trasandino, en pocas y formales palabras, penca la wea... 
En fin, después de compartir unos vinos con los viajeros, entre ellos uno que lleva mochileando 4 años desde Arica hasta Punta Arenas, nos fuimos a dormir.

También conocimos a 3 belgas que andan pedaleando, todos muy simpáticos. Nos hemos vuelto a encontrar con ellos durante el camino en varias ocasiones. Lo mismo con una pareja de canadienses mayores que están pedaleando. Aplausos y admiración por ellos! Revisando los videos que he filmado, noté que los tengo grabados en la ruta al llegar a Cerro Castillo, pero recién conversamos acá en Cochrane.
Y como si ésto fuera poco, también conocimos a dos ciclistas chilenos que nos regalaron unos pesos argentinos que les sobraron para que nos compráramos unas cervecitas dijeron, ellos venían de Torres del Paine, y uno de ellos tiene una Kawa Ninja. Aguante las motos!!  

Es un nuevo día y nos vamos a la Reserva Tamango, ahora sí que sí. Pero no nos levantamos tan temprano, ayer estaba soleado, hoy no, aunque es mejor así pues no hace tanto calor para caminar. 
Esta vez sí pudimos usar nuestros pases de la CONAF y no pagar los $3.000 por persona que cobran en la entrada. Dejamos mi moto estacionada y nos dispusimos a caminar.

El sendero es bien atractivo y está mucho mejor señalizado que la última vez que lo recorrí, éste va bordeando en todo momento el bello río Cochrane de un azul profundo que cautiva, después de unas 3 horas llegamos al mirador donde se ve el río que nace del Lago Cochrane, por el frente de donde lo recorrimos en moto el día anterior. 
Nos gustó mucho la caminata y llegamos hasta Playa Paleta, pero no vimos ningún huemul. Tampoco encontramos otros visitantes, parecía que teníamos la Reserva y el lago para nosotros solos. 


Senderos de la Reserva






Bordeando el río y luego el lago Cochrane, increíble los colores!!

Como hacía calor, le propuse a Susan que nos bañáramos en el lago, y como ninguno vino con traje de baño, bueno, nos metimos completamente desnudos!! 


La playa

Qué experiencia más agradable, aunque la verdad el agua estaba muy fría y las piedras nos pinchaban muy fuerte los pies, de todas formas lo disfrutamos mucho. 
Guatita al sol como si estuviéramos en una playa nudista o en nuestra propia playa privada. 


Tremenda máquina asesina de 72 kg.

Y acá está mi hermosa compañera de aventuras...

Comimos algo, nos hidratamos y por supuesto que nos tomamos algunas fotos para inmortalizar aquel mágico momento. Ahí estaba yo contemplando el escultural cuerpo de mi bella novia, el lago la acariciaba con su manto de ceda cual ondina en la fuente de la eterna juventud, cuando escuchamos un motor... sí, era un motor de bote que de repente aparece en la lejanía y se mueve lentamente en dirección a nosotros. 
Nos vestimos con toda la calma del mundo, pues aún estaba lejos y comenzamos a caminar por la playa para regresar a Cochrane.

A los pocos minutos el bote ya estaba al lado nuestro, era un señor mayor que estaba pescando, nos saludó y nos preguntó si queríamos subir, yo bromeando le dije que sí y entonces se acercó a la orilla diciendo, suban!!! 
Y eso hicimos, nos subimos al bote y Don Pancho nos enseñó a pescar, era verdad que estaba pescando. 


La Expedición ahora es en bote!

Ya en el bote listos para pescar


Va el primero


Ahora me toca sacar uno a mi

Don Pancho resultó ser muy simpático pese a que se veía muy serio, en realidad no lo era. Navegamos de regreso el Lago Cochrane y él nos contó muchas historias, sobre la Reserva, sobre el Parque que está al lado administrado por Conservación Patagónica y de los huemules. También hablamos de turismo y de la vida en el pueblo y paff!! algo picó... 

Comenzó a jugar con el pez un rato dándole y recogiendo para que se cansara, al poco rato lo acercó al bote y con una red lo sacó y lo puso adentro para golpearlo en la cabeza. Esto lo hace para matarlo inmediatamente, para que no sufra, aseguró él.

Seguimos conversando y nos comenzamos a acercar al río Cochrane y paf!! Picó otro. 
Esta vez me pasa el tarro a mi para que yo sea el que lo saque. Siguiendo sus indicaciones lo comienzo a cansar, éste peleó un rato más, pero igualmente lo acerqué al bote y Don Pancho lo sacó con la red, acto seguido, otro golpe en la cabeza. 

Ya no sólo soy soldador al arco, sino que ahora también pescador profesional!! 

Navegamos río abajo y pasamos los rápidos en el bote, hay que conocer bien los recovecos del río pues en algunos lugares topaban las aletas del motor., pero la mayoría del tramo es realmente profundo y es tan cristalino que podemos ver el fondo. Increíble. 


Poniéndole todo el talento

Ahí se ve el fondo

Llegamos al pequeño embarcadero que está en la entrada de la reserva donde nos dejó Don Pancho, nos subimos a nuestra moto y volvimos al camping. Aunque no vimos huemules, de todas formas estamos muy contentos y satisfechos con la experiencia, lo pasamos muy bien. 


Hasta pronto Don Pancho, gracias por todo!

Al día siguiente dejamos Cochrane para ir a Caleta Tortel, el plan original era ir sólo por el día para recorrer sus pasarelas e irnos inmediatamente a Villa O'higgins y tratar de tomar el ferry de las 18:00 hrs desde Puerto Yungay. 

Pero no todo sale como uno lo planea. Al irnos de Cochrane había un sol espectacular y nada de viento, sin embargo el estado de la ruta era terrible. Mucha calamina y ripio suelto, sin duda el peor tramo hasta ahora. Luego supimos que unos días después pasó la máquina para arreglar el camino.

Ricardo, mi amigo de Tranquilo nos había dicho que en el ripio suelto lo mejor es simplemente acelerar, sin embargo esa técnica no me ha dado resultado, en cambio sólo dejo de acelerar y la moto se estabiliza solita. Eso es lo que hago cuando hay mucho ripio suelto sobre todo en las orillas o al centro del camino.

Debido a la acumulación de ripio en las orillas es que Susan y yo dejamos de movernos a un lado del camino cuando viene algún enlatado loco del volante pisteando como un campeón, pues muchas veces nos cuesta salir de ahí o retomar la huella que seguíamos. Como yo voy primero, lo que comenzamos a hacer es bajar la velocidad y quedarnos ahí mismo obligando al enlatado en cuestión a moverse del camino, en algunos casos ha sido tan exagerado el movimiento del enlatado al ver que no nos movemos que parecen apunto de salirse de la ruta.


Algo de ripio suelto

Así lo hicimos durante todo el camino y funcionó muy bien, pero en una ocasión una van de pasajeros me hizo el quite a mi y luego se acercó mucho a Susan, ella se movió un poco y el enlatado se detuvo, a Susan se le fue la moto hacia el lado por hacerle el quite a la van y quedó apoyada en el vehículo. Cuando la van siguió avanzando, la moto cayó al suelo, se detuvo inmediatamente y varios pasajeros se bajaron a ver cómo estaba Susan y la ayudaron a levantar la moto, yo no me alcancé ni a bajar. Afortunadamente todo estaba bien así que continuamos sin problemas. 


Hacia Tortel


Unos kilómetros antes de llegar a Tortel comenzó a amenazar la lluvia así que nos pusimos los trajes por si acaso y fue acertado porque al poco rato comenzó a llover, no era muy intensa pero mojaba mucho y el camino ya estaba con algo de barro. 
Al llegar al cruce que lleva a Puerto Yungay, desde donde sale la barcaza, nos paramos para leer bien en el letrero los horarios y estar seguros antes de continuar. 


Equipado para la lluvia

Dejé mi moto donde parecía estar firme y me bajé... a los pocos segundos se vino al suelo. Me apresuré a ver como estaba todo y lamentablemente la manilla de embrague se rompió tan adentro que no había forma de seguir y no teníamos una de repuesto, teníamos de freno pero no la de embrague. Grave error. 

En pocos minutos conversamos con Susan nuestras opciones, le propuse que se fuera a Tortel a buscar alojamiento y descargara su moto, luego me viniera a buscar y ahí ver si alguien podía llevar mi moto a Tortel o simplemente dejarla estacionada ahí, dormir en Tortel y volver a Cochrane al otro día en el bus para ver si el guardaparques tenía una manilla rota pero funcional que me vendiera. 

Mientras Susan se fue a Tortel yo comencé a mirar la manilla y ver como intentar solucionar el problema. Siempre he pensado que si algo no lo puedes arreglar con huincha aisladora es porque necesita más huincha aisladora, y eso hice. Revisé bien el movimiento que debía hacer la manilla par ver por donde meterle la huincha. El primer intento falló, el segundo fue exitoso y pude volver a pasar cambios así que seguí inmediatamente a Susan. 

Cuando llegué continuaba lloviendo, pero me sorprendió lo cambiado que está Tortel, la entrada tiene adoquines bien dispuestos y hay varios estacionamientos, que estaban todos ocupados. La vez anterior era febrero y no habían tantos autos y era de tierra. Entre los autos vi la moto de Susan y me había dejado espacio para estacionar la mia, que linda! 
A penas me bajo la veo correr hacia mi y se lanza a mis brazos como si hace mucho tiempo no nos vierámos y habían sido sólo 20 y algo kms. La verdad es que yo también me alegré mucho de verla, de hecho esos pocos 20 kms que hice sólo, fueron los más fomes y aburridos de la ruta, quería estar con ella y compartir cada km del camino... ya sé, me puse mamón, pero es verdad, la extrañé mucho y quería decirle que yo estaba bien. 

El plan ahora había cambiado, nos lo tomamos con calma, a disfrutar de Tortel y luego ver qué haríamos. Pero los Dioses han sido benévolos una vez más y aun con la idea en la mente de ir a Cochrane a probar suerte con el "posible" repuesto, pensando en el peor de los casos pedirlo a Santiago y esperarlo en Cochrane fue que vimos 3 GS 1200, 2 de ellos estaban cargando el equipaje para irse. Se me acercó uno de ellos para saludar, por lo que conversamos un rato mientras Susan conversaba con la otra piloto, sí, la otra era mujer y chilena!! Algo poco común por acá.
Así conocimos a Cecilia y Felipe, cada uno conducía una GS 1200. Ese día estaban dejando Tortel para ir al norte y seguir por Argentina. Le cuento a Felipe mi plan para intentar resolver el problema:
-Qué marca es tu moto?- me pregunta.
-Honda- le respondo esperanzado, sabía que algo bueno iba a pasar.
-Espera, te voy a salvar la vida. 


Me salvaron la vida, muchas gracias

Fue a su caja de herramientas y sacó algunos repuestos, entre ellos una manilla de embrague algo gastada pero en excelente estado, me la pasó para que la probara, saqué mis herramientas y la raja!!! La manilla le hacía, un poco justa pero funcionaba. 
-Filete- le dije- cuánto te debo?
-Nada, tranquilo. Así es esto, hoy te tocó a ti, mañana me puede tocar a mi, como te vai a devolver a Cochrane!! 
-Pero tu moto es BMW, por qué tienes esta manilla? 
-Porque en Santiago hago enduro y esa es de mi otra moto. 

Que suerte la mía, la verdad sé que no fue suerte, gracias a la vida, que nos ha dado tanto. Nos despedimos entonces y nos sacamos la foto de rigor. A esta altura ya deben estar en Santiago, espero que hayan llegado bien a destino, les entregamos adhesivos de nuestro viaje así que quizás ahora estén leyendo esto, si es así, muchas gracias!! Sí que me salvaron la vida... 

Y la vida es buena. Veníamos a Tortel sólo de pasada y nos quedamos dos noches, otras sorpresas más estaban por venir.